Mover un país

Superdeporte 24 agosto 2023

Las valencianas Enith Salón y Alba Redondo han sido tremendamente gráficas en sus declaraciones tras ganar el Mundial de Futbol: “nunca pensamos que el futbol femenino iba a mover un país”.

Creo que nadie imaginaba la revolución social y cultural que se ha producido en nuestro país tras la victoria de la selección en la final del Mundial de futbol de Australia y Nueva Zelanda y eso que llevamos ya años en los que el deporte español se alza como el más laureado en muchas disciplinas. Pero claro la repercusión social y mediática de todo aquello que no sea el deporte rey practicado por hombres es claramente deficiente. Hasta ahora.

Salón y Redondo se han encontrado a su llegada a Valencia una estación llena de aficionados, de periodistas, de cámaras de televisión; apenas podían avanzar entre una multitud que les demandaba fotografiarse con ellas; han descendido del AVE entre cánticos y felicitaciones; han sido conscientes de “la que han armado”. Y claro, semejante espectáculo solo lo habían visto cuando eran otros los ganadores.

Desde el domingo tengo en la cabeza un sentido recuerdo a Dolores Escamilla, mi Lola y sé de la alegría de Antonio Descalzo, las dos personas que más han creído en la capacidad de las mujeres para afrontar retos deportivos. Pero también de todas aquellas niñas – hoy mujeres – a las que desde hace más de 20 años veo un fin de semana tras otro jugar al futbol, al basquet, al hockey, al volei, practicar atletismo, natación, gimnasia rítmica… en compañía de apenas un puñado de aficionados, la mayoría familiares.

Recuerdo especialmente la final de la Copa de la Reina de Futbol con el Levante UDF en el Estadio Municipal de Breña Alta, en la isla de La Palma con las gradas prácticamente vacías, o partidos en Paiporta y Nazaret; o en las instalaciones de la Universidad Politécnica con el Colegio Alemán CF – ahora Valencia CF femenino –. El campo de Hockey de El Saler y luego el de Beteró albergando campeonatos internacionales; el pabellón de la Fuente de San Luis con solo la tribuna ocupada para asistir a los partidos de las chicas del Ros Casares, o aquel viaje a Moscú en 2007 en el que disputaron la primera Final Four de su historia y en el que la afición moscovita apretó como nunca habíamos visto los pocos valencianos que hasta allí nos desplazamos. Pabellones municipales engalanados para competiciones internacionales de gimnasia rítmica. Carreras de velocidad o relevos en las pistas del rio. Vole en la playa.

Todas ellas han brillado en algún momento, han ganado títulos muy importantes, pero ninguna ha tenido en todos estos años el reconocimiento social y mediático merecido. Justamente por eso quiero hoy recordarlas, a ellas a y todos esos hombres y mujeres que hemos creído en ellas (personas aficionadas, directivas, entrenadoras) porque sin ser las heroínas de estos días todas han sido indispensables para que hoy las portadas, las tertulias, las conversaciones de bar y metro tengan de protagonistas indiscutibles a las mujeres campeonas del Mundial de Futbol 2023.

No olvidemos que nadie nace sabiendo, nadie nace jugando, nadie nace compitiendo. Todo es un proceso largo en el que es indispensable la confianza en una misma y en los demás para conseguir los objetivos. En el único sitio que éxito va por delante de trabajo es en el diccionario.   

Esperemos que todo este revuelo no se diluya y quede en anécdota. Miedo me da que dada la gravedad de los comportamientos indecentes del presidente de la federación ensombrezcan mediáticamente los éxitos conquistados. Las mujeres somos más de la mitad de la población y merecemos, merecen que la revolución iniciada estos días sea solo el principio de algo muy grande: la igualdad real.

*por cierto escribo Mundial de Futbol y no Mundial de Futbol femenino por la misma razón por la que cuando mencionamos el Mundial de Futbol masculino omitimos el adjetivo.

Mercedes Caballero Hueso Diputada Autonómica PSPV-PSOE

Artículo publicado en Superdeporte el 24 de agosto de 2023